Hecho pequeño, busca a los pequeños. ¡Feliz Navidad!

«¡Cuán grande era el que estaba allí! Y, a pesar de ser tan grande, ¡qué pequeño se había hecho! Hecho pequeño, buscaba a los pequeños» nos dice nuestro padre san Agustín en su sermón 370, comentando la presentación del Señor en el Templo. «Simeón tomó en sus manos la debilidad, pero reconoció dentro de ella la majestad», añade un poco después.

Que podamos reconocer, como Simeón, a nuestro Salvador en la debilidad con los ojos de un corazón que pone su confianza y esperanza solo en Dios, y, contemplando al Emmanuel, Dios-con-nosotros, reconozcamos nuestra pequeñez, para que, así, podamos renacer en Él.

La ilustración que acompaña nuestra felicitación navideña de este año ha sido realizada por el artista colombiano Julián García (@dibujosdecorazon.juliangarcia). El propio autor nos explica lo que ha querido representar en la ilustración:

El pesebre es un comedero de animales, pero también el lugar donde reposaban aquellos corderos que posteriormente serían llevados al sacrificio, derramando su sangre para reconciliar la amistad del pueblo con Dios. En esta ilustración, Jesús reposa en el pesebre como el cordero de Dios sin mancha ni defecto que quita el pecado del mundo, pero también como el fruto del árbol de la cruz que nos regala una nueva vida perdida por un fruto del pasado que nos arrebató la santidad y la alegría.

El pesebre es el lugar donde un niño abre sus brazos y se duerme vaciándose en humildad y amor aún por quienes no tuvieron posada para Él; la cruz es el lugar donde un hombre abre sus brazos y se duerme vaciándose en humildad y amor aún por quienes no le dieron un espacio en el corazón.

Por eso, Navidad es la alegría de un Dios que baja y se abaja, como el Espíritu que desciende sobre María (la flor de lis) llena de pureza y ternura; como los sueños del cielo (la luna) que bajan como una luz reveladora sobre José, el hombre justo (la balanza); y como Jesús, que se hace el fruto de la vid y del trigo para quedarse para siempre naciendo en nosotros en cada comunión.

Que podamos vivir este tiempo de Navidad (y toda nuestra vida) llevando la Buena Noticia de este Dios que se ha hecho uno de nosotros para hacernos partícipes de su vida divina.

¡Feliz Navidad y un bendecido inicio de año 2025!

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