La oración es expresión de la fe – Domingo XXIX del Tiempo Ordinario

El tema de la fe está presente nuevamente en este domingo. Hoy se unen la fe y la oración. La fe como la fuerza que puede cambiar el mundo, puede transformarlo en el Reino de Dios, y la oración como expresión de la fe.

Para enseñarnos cómo debemos orar sin desfallecer, Jesús nos cuenta hoy la parábola del juez injusto y de la viuda que pide justicia. La viuda era una de las personas más débiles de la sociedad, junto con los huérfanos y emigrantes. Estaban desprotegidos. Del juez se dice que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. La viuda tenía su adversario, no sabemos cuál. Lo cierto es que quería que se le hiciera justicia e insistía un día y otro día. Por fin, para que no siguiera molestando, insistiendo, le hizo justicia. Ante situaciones adversas o difíciles podemos perder la esperanza, desanimarnos porque pareciera que el mal gana la batalla. Es preciso reforzar la esperanza que se funda en la fe y se manifiesta, como hemos dicho, en la oración.

Las lecturas de hoy, la primera y el evangelio, nos hablan del poder de la oración y de no dejar de orar nunca. Moisés levantaba sus manos en oración y el ejército vencía. La viuda no se cansa de llamar un día y otro día a la puerta del juez malvado. Con frecuencia escuchamos decir: Dios no me escucha, Dios no me concede lo que le pido. La fe nos asegura que Dios escucha nuestra oración, no tanto para cambiar las cosas sino para cambiar el corazón, para posicionarnos ante las dificultades con una actitud diferente, con esperanza. La oración nos tiene que llevar a la conversión. Dios hará justicia, especialmente a los desvalidos, a los pobres, a los que son maltratados por la justicia, a las viudas, huérfanos, emigrantes… Si el juez injusto es capaz de hacerle justicia a la viuda, ¡cuánto más el Padre del cielo hará justicia a los que se la pidan! Pero Jesús pregunta si habrá fe cuando él vuelva. Es decir, ¿nos mantendremos en la esperanza con la lámpara encendida? La oración es fuerza de esperanza, expresión de la fe en el poder de Dios que es amor y sabemos que no nos abandona. Rezamos con el salmo: el auxilio me viene del Señor que hizo el cielo y la tierra.

Hoy, domingo mundial de las misiones, recordamos y rezamos por los misioneros del mundo. Ellos hacen presente en todas partes la misericordia y el amor de Dios. Todos somos misioneros. Feliz domingo

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