Venga a nosotros tu Reino – Jesucristo, Rey del universo

Hemos llegado al último domingo del año litúrgico. Durante todo el año hemos celebrado el misterio de Cristo, su vida, sus enseñanzas. Hemos recorrido los días con él, camino de Jerusalén. Hemos celebrado, también, la vida de los santos, testigos de Cristo. Como no podía ser de otra manera, en este último domingo proclamamos a Jesús como Cristo, Rey del Universo.

Jesús es llevado ante Pilato, el gobernador, como rey de los judíos, contrario al César. Pilato le pregunta: ¿Tú eres rey? “Tú lo dices”, responde Jesús. “Yo soy rey y para eso he nacido”. Enseguida añade: “Mi reino no es de este mundo”. Es como decirle: no te preocupes, no te voy a quitar el trono. Pilato era el gobernador, el poderoso, tenía ejércitos, tenía autoridad basada en la fuerza. Jesús es rey, pero no tiene ejércitos, ni armas que matan o someten los pueblos. Jesús es Rey de otra manera, con la fuerza de la verdad. A Pilato no le interesaba la verdad, solo el poder y que el pueblo estuviera sometido. Pero Jesús es Rey de reyes y Señor de señores.

Nos ha dicho a lo largo de todo el año que él es el camino, la verdad y la vida. La verdad es él. Con él aprendemos a ver la verdad de Dios y la verdad del hombre. Con él descubrimos el sentido de la vida, de dónde venimos y a dónde vamos. Lo que no se entiende es por qué los poderosos del mundo le tienen miedo a este Rey.

Pilato vivía en el reino de la mentira. Él sabía que aquel hombre era inocente, pero prefirió ponerse del lado oscuro de la mentira y no hacer caso al que era la verdad. Esta es la razón por la que se le tiene miedo al reino de Cristo: la verdad. Jesús dice que su reino no es de este mundo, lo cual no quiere decir que no tenga nada que ver con el mundo en que vivimos. El que es de la verdad, escucha su voz. El que todos los días pide que venga su reino sabe que ha de luchar y esforzarse por no tener otros reyes del mundo que esclavizan y oprimen. Pertenecer al reino de Cristo nos obliga a trabajar por la justicia, por la verdad, por la paz, por un mundo mejor. Cristo es Rey, le pese a quien le pese, y su reino durará por los siglos de los siglos.

Somos dichosos por pertenecer a su reino y tenerlo como Rey y Señor del universo. Feliz domingo.

Fr. Jacinto Anaya, oar

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio